Terminó el sueño. Tigres fue un digno rival en la Final del Mundial de Clubes, dio la pelea al poderoso Bayern Munich, pero acabó sucumbiendo 1-0 con un gol que tuvo que ser revisado en el VAR y fue dado por bueno.
Fue un primer tiempo con mucha personalidad de los Tigres, bien parado en zona defensiva, superando los minutos de nerviosismo y plantando cara al poderoso ataque alemán.
Ciertamente sin claridad en ataque, salvo un remate aislado de Andrés-Pierre Gignac que fue desviado, y un pase filtrado a Luis Quiñones en el que salió a tiempo Manuel Neuer para apagar el peligro.
Mención especial para el francés de los Tigres que se tiró atrás a falta de balones, retuvo, jaló marcas, abrió el juego y se hizo sentir en todo momento tanto con el rival como con el silbante.
Carlos González no estuvo a tono con sus compañeros, perdido totalmente, sin participación y ni siquiera pudo aportar en el juego aéreo, su especialidad.
Al minuto 18’, Javier Aquino hizo un mal despeje que tomó Joshua Kimmich y disparó fuera del área para anotar; sin embargo, la jugada se revisó en el VAR y debido a que Robert Lewandowski estaba en fuera de juego e interfirió la vista de Nahuel Guzmán, se anuló el tanto.